Es un error pensar que la liposucción y la lipoescultura son lo mismo. Este planteamiento nace de que ambos tratamientos se basan en el mismo procedimiento: la extracción de grasa corporal localizada. Aunque la principal diferencia entre ambos es el uso que se le da a esa grasa extraída y el material quirúrgico utilizado en cada procedimiento.

¿En qué consiste la liposucción?

Se basa en disolver la grasa sobrante y acumulada en zonas específicas del cuerpo (abdomen, cartucheras, brazos, papada…) y extraerla mediante succión a través de una cánula. Dicha grasa extraída, en este caso, se desecha por completo. Es un tratamiento que sirve exclusivamente para bajar índice de grasa corporal.

¿En qué consiste la lipoescultura?

Se trata de un tratamiento cuyo fin es modelar la silueta del paciente. En este caso, se extrae la grasa corporal sobrante, se purifica y se reutiliza, aplicándola en aquellas zonas donde se quiera dar una forma más atractiva y armoniosa al cuerpo. Lo cual implica que la lipoescultura necesita de la liposucción para poder llevarse a cabo, además de otros procedimientos.

El resultado de la lipoescultura es casi inmediato y requiere de escaso postoperatorio, debido a sus pequeñas incisiones en el cuerpo. Además, no existe riesgo de rechazo por el organismo, ya que se trata de introducir en otras zonas la propia grasa extraída del cuerpo del paciente. Con este método podemos reducir la flacidez y aumentar el volumen de determinadas zonas del cuerpo, moldear la figura y conseguir un aspecto más rejuvenecido y armonioso.

En definitiva, la liposucción se trata de una intervención segura que sirve sólo para la eliminación de grasa. Mientras que la lipoescultura es una intervención más completa, con la que podemos conseguir distintos resultados. Ambas requieren de distinto procedimiento y material quirúrgico.

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