Hoy en día a la piel morena se le atribuye ciertos caracteres estéticos como una buena salud, buen estilo de vida, atractivo sexual, etc. Es por ello por lo que, llegada la época de verano, las personas optan por disfrutar de largas jornadas de sol. Pero, aunque el sol sea vital para las personas también tiene un lado peligroso. A pesar de ayudar al cuerpo a producir vitamina D, fundamental para los huesos y la salud, puede causar daño en la piel y los ojos.

¿Cómo de peligroso es el sol para nuestra piel?

Los rayos ultravioletas (UV) son las ondas más cortas de la luz solar y las más peligrosas para nuestra salud. Una larga exposición a estos rayos puede provocar graves quemaduras en la piel. Además, con el tiempo, reducen la elasticidad de la piel, puede arrugarse o incluso afinarse. Es decir, la piel se envejece.

A pesar de ello, la piel tiene maneras de reparar el daño ocasionado con las quemaduras solares. Esto es gracias a que la capa externa de la piel está constantemente reemplazando las células muertas. Por ello, cuando sufrimos quemaduras del sol, perdemos una fina capa de piel, llegando incluso a pelarnos aquellas zonas afectadas del cuerpo. Pasado un tiempo (una o varias semanas) nuestra piel vuelve a la normalidad. Pero, a medida que pasan los años, nuestra piel cada vez tiene más dificultad para repararse. Esto se traduce en líneas y arrugas visibles en la piel. También, la excesiva exposición solar puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel. Las primeras marcas de ello pueden ser manchas irregulares en la piel.

¿Qué son las alteraciones dermatológicas relacionadas con la exposición al sol?

Podríamos decir que es lo que comúnmente denominamos como “alergia al sol”. Estas pueden ser de varios tipos:

1. Erupción polimorfa solar. Es la más común y aparece sobre todo en mujeres jóvenes al inicio del verano o en las primeras exposiciones al sol. Afecta a la cara y el escote. Se trata de lesiones pequeñas que aparecen a las pocas horas de exposición al sol. Los síntomas suelen ser picores y no dejan cicatriz.

2. Urticaria solar. Estas lesiones aparecen al inicio de la exposición al sol, son similares a una picadura y no siempre aparecen en las zonas expuestas al sol. Afecta por igual a hombres y mujeres.

3. Prurigo actínico. La causa es una exposición exagerada de la piel a las radiaciones solares. Suele aparecer en personas de mayor edad.

4. Fotodermatosis secundarias al uso de medicamentos. Aparecen con la toma de ciertos medicamentos unida a la exposición solar. Frecuente en personas que acostumbran a tomar múltiples medicamentos y personas de avanzada edad. Producen lesiones similares a quemaduras y ampollas.

5. Porfirias cutáneas. Son alteraciones producidas por niveles altos de porfirinas en sangre que impiden la producción adecuada de hemoglobina y mioglobina. Sus síntomas son erupciones, ampollas y enrojecimiento cutáneo.

¿Cómo protegernos del sol?

Evitar una exposición solar en las horas más fuerte de sol y el uso frecuente de protección solar son las mejores herramientas para evitar sufrir cualquier tipo de lesión. Debemos asegurarnos en todo momento que la crema protectora que vayamos a usar está en perfectas condiciones para su uso. Es decir, comprobar la fecha de caducidad del envase y mantener guardado en el lugar recomendado por el fabricante. Así como, ejecutar fielmente el modo de empleo aconsejado.

Y es que, para poder sacarle beneficio a la luz solar bastan con 10 o 15 minutos al día en manos, brazos o cara. Además, la vitamina D también se puede obtener de alimentos como pescados grasos, productos lácteos, carnes o huevo.

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