Se va pasando el verano y de nuevo ya empezamos a desistir en cuidarnos y vernos bien todos los meses.

Después empieza el calor y con ello las “dietas milagro” que nos traen efectos contraproducentes y poco saludables.

 

¿Por qué no funcionan bien las famosas dietas rápidas y operaciones bikini?

No funcionan porque las dietas solo tienen un objetivo, que es adelgazar, pero en ningún momento están asociadas a disfrutar ni a sentir placer. Carecen de recompensas y el proceso se vive con frustración. En estas dietas suele haber mucha exigencia, poco sabor y mucha prohibición.

Otras dietas nos prometen que no pasaremos hambre, a veces revestidas de “salud” pero muchas carecen de nutrientes esenciales para nuestro cuerpo y a largo plazo podemos encontrarnos con problemas de salud.

Lo que sabemos es que estos trucos y dietas no se ocupan de si estamos bien o mal en ellas, de si cabe dentro pasarlo bien y disfrutar de la comida y de nuestro tiempo libre. De aceptar y querer nuestro cuerpo. Es por ello que solemos abandonarlas, a veces incluso produciéndose el famoso “efecto rebote”.

Placer y comer sano es compatible

El placer y alimentación no necesariamente están relacionados con grandes comilonas y rebuscadas preparaciones. Tampoco una dieta saludable se define por estrictas prohibiciones y aburridas ingestas.

Así lo han entendido quienes, en situaciones críticas de salud, se han visto obligados repentinamente a aprender nuevamente a saborear y a encontrarle el gusto a otros alimentos.

Los criterios acerca de lo que es sabroso cambian en las distintas culturas y regiones del mundo, lo cual demuestra que se trata de una cuestión de hábito.

Modificar esos hábitos en nuestra alimentación, aprendiendo a elegir lo que es sano y a la vez placentero, puede prevenir muchas patologías como el colesterol, la ateroesclerosis, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, etc.

Algunas pautas útiles para ayudarte en tu nueva forma de alimentarte:

  1. Prohibido prohibirte alimentos y pasar hambre. Si esto ocurre es que igual no lo estás haciendo bien. Mantener una buena alimentación y bajar peso no tiene que conllevar frustración y malestar. La clave es incorporar placer y disfrute en todas nuestras comidas.
  2. Toma como referencia laDieta Mediterránea.
  3. No hay alimentos buenos ni malos. Aquí se combate una de las creencias más instauradas en las dietas. No hay alimentos buenos ni malos. Lo que debemos conocer y manejar bien es información acerca de la cantidad apropiada para ingerirlos.
  4. No controles las señales de tu cuerpo.Deja que tu cuerpo se regule solo. Parece increíble pero es así, nuestro cuerpo es inteligente y nos envía señales de hambre o de llenado cuando lo necesita pero tenemos la costumbre de intentar gestionar esto nosotros y le quitamos el control. Pensamos que nuestro cuerpo nos puede engañar y no saber parar pero lo cierto es que nuestro organismo está preparado para hacer esto solo y hacerlo bien. Es cuando tomamos el control nosotros cuando se pueden producir problemas, de privación o sobrealimentación.
  5. Aprende a disfrutar.Juega a inventar y probar recetas. Paladea y saborea los alimentos, las texturas,… Prepara con mimo y decora tus platos. Puedes descubrir sensaciones en las que no habías reparado antes.
  6. Haz ejercicio moderado. El ejercicio es una actividad magnífica y nos ayudará a mantener un peso adecuado para nuestro cuerpo pero nunca debemos practicarlo en exceso. De lo contrario nuestro cuerpo puede sufrir. Además, no queremos que la función de esta actividad cambie. Su función, además de la cuidarnos, ha de ser la de disfrutar y estar orientada a la actividad en sí o la compañía.
  7. No confundir hambre y ansiedad.Aunque no son lo mismo a veces podemos llegar a confundir estas señales. Aunque comer puede producir un efecto de calma, cuando tengamos ansiedad no es momento de comer porque podemos establecer un nuevo tipo de relación con la comida que nada tiene que ver con su relación original (nutrirse). Es ahí cuando podemos establecer una relación conflictiva con la comida. Si aparece la ansiedad, lo mejor es esperar, tratar de relajarse o distraerse y no comer hasta estar tranquilo.
  8. Descansa bien. Sentirnos sin energía puede hacernos recurrir a la comida con más frecuencia. Además, dormir bien ayuda a regular el peso. Esto ocurre porque nuestra hormonas Ghrelina (regula el apetito) y Leptina (regula la saciedad) mantienen nuestros niveles estables tras un descanso adecuado.
  9. Si estás lejos de cumplir estas pautas, empieza poco a poco. Muchas veces queremos hacer las cosas perfecta y rápidamente pero resulta difícil y poco realista. Ten paciencia y ve poco a poco. Loshábitos se establecen despacio y progresivamente. Esa es la mejor fórmula para que se queden con nosotros.

Por ello la clínica Dr.Herrero te anima para que empieces a cuidarte ya y además lo hagas todo el año. Haznos una visita

No esperes a verano. Empieza YA
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